Cuando vayamos a probar una pata de ibérico es importante hacerlo bien, ya que hay que tener en cuenta que estamos ante un producto gourmet de una calidad altísima y un precio que va a acorde a ella.
Eso significa que no podemos comerlo de cualquier manera, puesto que además de llevar un cortador hay que tener muy en cuenta la temperatura ambiente, que es mejor que esté entre los 22 y 24 grados, algo que no es difícil de conseguir gracias a los sistemas de climatización.
A esa temperatura la grasa estará a punto para derretirse en nuestra boca y no en nuestras manos, pues entonces nos perderíamos parte de la experiencia, que consiste en ingerir la loncha dejándola en la lengua unos instantes.
Lo mejor es comer la loncha por la parte en la que haya más grasa, pues la idea es que se derrita enseguida para luego masticarla, inundando las papilas gustativas con el increíble sabor del jamón ibérico. Sobre el acompañamiento, en la boda quizá es mejor comerlo solo para que los invitados no se llenen, aunque siempre va bien con un trozo muy pequeño de buen pan y un poquito de vino tinto joven o de un blanco seco, que son los que mejor maridan con el jamón.
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