Berasategui, el chef español con más estrellas Michelin, nos explica cómo conseguir que la carne quede al gusto de todos sin tener que pasar mucho tiempo en la cocina. ¡Toma nota!
Si ya es difícil dar con el punto de la carne perfecto para cada uno, cuando estamos cocinando para mucha gente, conseguir el punto que contente a todos los comensales se antoja misión imposible.
Antes de ponernos a cocinar al solomillo debemos atemperarlo, es decir, sacarlo de la nevera unas 5 horas, aproximadamente, antes de cocinarlo y dejarlo tapado a temperatura ambiente.
Este paso facilitará la cocción y evitará que el solomillo se dore en exceso por fuera mientras que por dentro la carne siga fría.
En primer lugar, marcaremos el solomillo en una sartén, plancha o lo que disponible, de tamaño suficientemente grande como para que quepa la pieza entera.
Solo hay que darle la vuelta una vez en mitad de lo cocción, dejándolo entre 6 y 7 minutos por cada lado (12-14 minutos en total). Una vez finalizado el paso de la sartén, la carne se termina de cocinar en el horno a 170 ºC durante 25 minutos.
¿Cómo es posible que el solomillo quede a gusto de todos si hemos cocinado el trozo entero de la misma forma?
Aquí la clave está en la forma del solomillo y en cómo servirlo una vez trinchado en la mesa. A los amantes de la carne poco hecha se les servirán las porciones de la parte del cabecero. Para aquellos a los que gustan de la carne al punto se reservan las porciones de la parte central y para los que quieren la carne muy hecha dejamos las porciones de la punta del solomillo.
De esta forma, podemos sacar muchas raciones de solomillo sin necesidad de cocinar los filetes uno a uno. De la parte central (al punto) será de la que más raciones salgan, siendo además el punto preferido de la mayoría de la gente.
0 comentarios